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Bienvenido al oeste americano. Estamos a finales del siglo XIX, en plena expansión de los estados unidos hacia la frontera occidental en busca de tierras y oro. Atrás quedó la guerra civil, la lucha por la liberación de los esclavos o la colonización de los europeos. Ahora lo que importa es el dinero, las tierras y el poder, y la zona de la frontera se ha vuelto el lugar ideal a donde llegan miles de aventureros en busca de ese sueño, sin saber que muchos lo único que encontrarán es un disparo en las entrañas, un paseo en lazo sobre el suelo polvoriento o una flecha india clavada en la espalda.
Todo tiene un precio en la frontera, y la vida se cotiza a muy poco valor. Los sheriffs intentan mantener la ley en un territorio donde abundan los forajidos y criminales, contando a veces con mercenarios para defender los pueblos, sin saber que estos pueden cambiar de bando con la facilidad que se le da la vuelta a una moneda de veinte centavos. Pero, a su vez, es una tierra de oportunidades, donde un vagabundo llegado de las grandes ciudades del este puede convertirse en terrateniente, o donde un pistolero puede ganarse una reputación que llegue hasta el último confín de los estados. Es un lugar duro, donde cada uno ha de defender lo que le pertenece por sus propios medios, y donde aquellos más débiles acaban tirados en el camino para ser pasto de los buitres. Es el paraíso para aquellos que creen que un hombre debe ganarse lo que come, y un infierno para aquellos cobardes que no sepan cómo hacerlo.
Algo oscuro se ha desatado sobre la ciudad de Mandressla. Una horda de monstruos recorre las calles amparados en un manto de niebla roja. Zeppelines vivos sobrevuelan los tejados, arrastrando cementerios ambulantes bajo su sombra. Un relojero loco ha robado el tiempo y lo ha escondido. Niños ciegos se esconden en la oscuridad bajo sus camas y escuchan las historias que cuentan los muertos. Hombres de ceniza protegen las lágrimas de desamor de la ciudad. Es el fin.
La única esperanza reside en un puñado de desconocidos provenientes de un lugar siniestro y maldito; un lugar llamado Tierra. Sólo ellos pueden ponerle nombre a la enfermedad que devora a Mandressla. Sólo ellos pueden terminar con el baile de los secretos.
El mundo de Ablaneda es un condado que por alguna razón quedó aislado del resto del mundo (qué mundo sea ese, vete tú a saber) y sus habitantes quedaron a su suerte en un lugar infectado de monstruos, duendes, demonios... Todo (o casi) sacado de mitología del norte peninsular. Y no sólo la mitología, también apariencia, geografía, costumbres...
Los personajes no son aventureros poderosos dispuestos a cualquier cosa por fama y dinero. Ablaneda, en último término, es un juego sobre la Ronda del Patíbulo. En un lugar tan hostil como Ablaneda hace falta alguien que vigile los caminos, mantenga a raya a los duendes y avise de la cercanía de sierpes... Trabajo peligroso y desagradecido donde los haya así que buscan a quien no tenga otro remedio: a los ladrones, asesinos, violadores, escoria en general que son detenidos se les dan dos opciones: la Ronda o morir en la horca. El resto, imaginároslo vosotros.
Y creo que ya sólo me queda hablar del sistema para terminar la presentación. Usa XD6, un sistema sencillo y narrativista. Se puede hacer más simple, pero no mejor, en eso se nota que no es mío. Ya lo veréis.
A la gente parece gustarles que el manual esté escrito en una especie de pseudocastellano antiguo. Yo creo que están todos locos. ¿Pero qué menos que hacerlo de esa forma? Después de todo, el texto no es más que una excusa para rellenar los huecos de la maravillosa maquetación de Fian o ilustrar (recíprocamente) el impresionante mapa de Luis.
Y poco más que decir. Sólo un último detalle: no os dejéis engañar, el precio es abusivo. «Pero es gratis». Lo sé.