martes, 13 de febrero de 2007

Crónicas de Rol .:la Granja de Playmobil:.





Con retraso, pero ya estamos aquí otra vez para relatar los acontecimientos que acaecieron en la última sesión de D&D (esta vez seriamente… o no).


Los antiguos escritos así lo relatan...

...justo después de que nuestros héroes descifrasen el enigma de la calavera, su mensaje les llevó hacia una trampa bien camuflada, en la cual cayó Krel el Chikitín. Sus compañeros poco pudieron hacer para salvaguardarle de semejante talegazo, básicamente porque los únicos que se habían empanao un poco del tema eran él y la druida, y ésta estaba liándose unos cigarritos de la risa para variar. Por suerte, la clemencia no había desaparecido (de momento) de entre los osados aventureros, y decidieron bajar con una cuerda al bueno de Clamoxyl con un poco de mecromina. Pero fíjate tú como son las cosas, que mientras iba pensando en qué tipo de tiritas iba a usar (si, lo se, el pobre es muy friki con lo de sanar, pero es lo único que le sale bien) vislumbra una entrada en la viva roca. Al subir con su compañero, le comenta al resto su descubrimiento, a lo que el enano Torrebruno responde empezando a saltar con el dedo en alto diciendo "dejadme bajar a mí, porfi, porfi...". Como al resto le da un palo que te mueres dejan que baje. Tras un par de patadones y unos minutos de demora, aparece llorando pidiendo ayuda porque alguien le ha puesto una estantería muy pesada adrede. Corian el hechicerogitano (que en el fondo es un poco gaylor) no puede soportar ver llorar a su amigo y baja a ayudarle. Al cabo de un rato aparecen con unos potingues y la varita de Potter que se han afanao del cuchitril de joe ese. Los demás con la envidia que les corroe se bajan a cuscusear, aunque solo queda fulaña varia.

Bien, con Chikitín más despierto después de un par de flipendos de la varita, nuestros héroes deciden que hay que hacer un campamento (normal, a las 2 del mediodía te puede pillar la noche ).

Como va siendo la hora de la teca, hay que ir a cazar algo. Y, claro, los más indicados para dicha tarea son el semiorco mediomuerto y la yonki. Al cabo de un rato, mientras el resto acampa y Corian el gitano gaylor recoge bayas y flores, vuelven los dos compañeros con un colgao que se han encontrado por el camino.

Por supuesto, es resto del grupo se mosquea bastante, eso de coger cosas del suelo es caca! Dicho colgao resulta ser Cudeirín, el amarillo con problemas de cleptomanía. A la gente le da malrollismo, pero Corian decide aceptarlo en tan dispar compañía (le hacía gracia eso de que lo llamase general Tani). Pero la discordia empezaba a reinar entre la compañía, la gente estaba hasta los mismísimos de pillar sin saber de que iba el tema y pedían explicaciones a Corian, el cual siempre se escaqueaba con su ya famoso ‘jaaaaaaaaaiii payo rabuo, deja de burchalme con esa mielda’. Pero cansado de tanta insistencia accedió a contar la movida. Esa misma noche, alrededor de la hoguera les contó una historia rarísima sobre un enemigo y un sitio que quería ir y no se cosas más. Nadie se enteró de nada, les sacó por lo menos 20 leuros a cada uno y encima se quedaron todos tan contentos.

A todo esto, como el que no quiere la cosa, Cudeirín, que había estado haciendo unos movimientos muy raros por debajo del abrigo, se levanta y dice que tiene que ir a hacer pis. Claro, el resto, con esa mirada sucia que les caracteriza, no se creen una sola palabra del amarillo pervertido. Al final deciden que le acompañe chiquitín. Mientras los demás esperan pasando el rato tan honradamente, al cabo de unos minutos aparecen corriendo los dos compañeros y un pedazo de pajarraco se marca un vuelo rasante por encima de sus cabezas.

A la orden de ‘jaaaaaaaaaiiiiiiii’ de Corian lanzan entre todos una serie de flechas, piedras, balas y kamehames suficientes para ventilarse a un dragón rojo, siendo el hacha de batalla enana la que se lleva el premio al objeto más apropiado para lanzarle a un pajarillo. Por supuesto, ninguna le hace na.

El suceso había sido escalofriante, y decidieron volverse al agujero de la calavera a esconderse durante la noche (bueno, todos no, la druida se fue a pillar a las casas baratas, que se había quedado sin temita).

Pasaron un par de días sin percance alguno, y sin rastro del pajaruelo. Al anochecer del segundo día, de vuelta al camino principal vislumbraron el primer edificio en días. Era una granja, pero desde lejos rezumaba malrollismo. Cudeirín, que hasta ahora no había hecho nada aparte de sus tocamientos impuros, se ofreció para ir a echar un vistazo, ya que era un experto en lo tocante al voyeurism… digo al sigilo.

Mientras el amarillo se acercaba a la puerta principal, el enano, que no podía estarse quieto, se marcó un par de croquetillas y se puso agazapado cual swatzeneger en predator tras los arbustos. Tras esto, se sucedieron varios minutos en los que entre el amarillo ye el enano se mantuvo una de estas conversaciones a base de gestos como en las pelis de guerra rollo ‘vosotros por detrás…’ la mar de absurda. Al cabo de un rato, torrebruno les dijo al resto del grupo lo que había visto cudeirín. La jodía granja estaba llena de cadáveres, alguien o algo se había pasado por el filo de la espada a una familia entera.

Mientras el amarillo se metía a inspeccionar el interior de la casa, el enano no aguantó más y siguió sus pasos. En el momento en el que uno entraba el otro salía por al otra puerta (momento memorable). Como los demás estaban cagaitos, se esperaron a que cudeirín acabase de mirar el granero, último lugar por inspeccionar, y aquí el colegui se cubrió de gloria. Ante la mirada atenta de todos sus compañeros, el gran Cudirín se puso a intentar prenderle fuego a un puñao de paja con yesca y pedernal (total). Los demás no esperaron más y se acercaron por fin. Aquí es cuando se separaron.

El primer grupo, el cual se adentró en la casa lo formaron chiquitín, torrebruno (el cual ya estaba dentro), clamoxil y cudeirín.

El segundo el hechicerogitano que más tarde se reuniría con la hierbas que iba a su bola.

Al ratillo de estar chafardeando, Corian escucha una malvada voz que reconoce muy bien, y en ese momento la cicatriz de su frente empieza a arder. Al mirar a lo lejos, entre los arbustos estaba los Voldemort el pajarero, con un esbirro y el pajarraco del otro día. En ese mismo instante, mientras lee un pergamino con no muy buena pinta, el pajarraco salta de su hombro transformándose en un pequeño diablo volador que al instante desaparece. En ese mismo momento empiezan a surgir del suelo unas esqueléticas garras y los cadáveres de los muertos empiezan a cobrar vida. En esos fatídicos momentos, le vino a la mente a Corian aquellas palabras de su maestro…’te imahina k ahora aterriza aki un onni…’

Al mismo tiempo, dentro de la casa la situación es parecida. Los muertos se han levantado y nuestros héroes por fin se encuentran en su elemento, el saja-mata.

No les ha dao tiempo a levantarse que ya tienen encima un hacha de 3x3, a un semiorco en estado de ‘me aprietan los calcetines’ y a un clérigo cantándoles el ‘europe livings a celebration’. Las hondanás de hostias van servidas.

De mientras, fuera lo han visto claro: quedarse=pillar cacho. Para dentro romerales, y pateando que se van para la puerta de atrás. Sin dejar de mencionar el momento en el que a nuestra amiga la hierbas se le despertó la vena psicópata y de un solo lanzazo clavó en el suelo la cabeza de un zombi por el camino.

Una vez todos dentro la situación se complicó. En medio de toda la tangana, apareció el diablillo y se tiró sobre Corian. Ante la impotencia de éste, el infernal ser le afanó la medalla con la foto de la familia (el papar, la mamar, la sole…). No lo iban a dejar escapar tan fácilmente. El pobre animalito se salvó en el último momento desapareciendo ante la mirada de los presente, mientras la katana de cudeirín bajaba sentenciadora.

Saliendo para intentar perseguir a la invisible, pero sangrante, criatura vieron como ésta caía abatida a los pies de su amo. En ese instante, la magia de muerte que había hecho levantarse a los muertos expiró, y estos se deshicieron en polvo.

Mientras lord Voldemort cogía los restos de su diablillo (y el medallón gitano, no hay que olvidarse) y desaparecía de la vista de nuestros héroes ante su desesperación, el esbirro aprovechó para hacerse unas brochetas con cada incauto que intentaba salir de la casa.

Con una llave kunfuteka, cudeirín redujo al susodicho esbirro, el cual apresaron para posterior interrogatorio, no sin sufrir la baja de chiquitín (que ya suele estar más rato inconsciente que consciente). Menos mal de la varita de potter y la mecromina de clamox.

Nuestros héroes buscaron desesperadamente a voldemort, pero solo encontraron el cuerpo sin vida del diablillo.

Este había huido, y con el medallón del papar….

6 comentarios:

  1. a nuestra amiga la hierbas se le despertó la vena psicópata y de un solo lanzazo clavó en el suelo la cabeza de un zombi por el camino

    Yo no quería!
    Son las drogas y las malas compañías!

    ResponderEliminar
  2. Pobre niña zombie...

    ResponderEliminar
  3. MUHAHAHAHAAAAA

    El Voldemort ese va a pillar como un desgraciao en la proxima sesión.

    Mu buena la cronica.

    ResponderEliminar
  4. Muy wena la crónica si.

    Y que se prepare el semiroco que tenemos cautivo mujajajajaaj...

    Un saludo

    ResponderEliminar
  5. Arigato (como diría cudeirín), aunk cada vez es más sicodélico xD

    ResponderEliminar