miércoles, 14 de noviembre de 2007

Tres Huellas


Ultima semana de octubre. Se acerca la medianoche mientras Juanjo apura su café a pequeños sorbos dispuesto a pasar las próximas horas trabajando. En aquella vieja cafetería gastaba gran parte del tiempo libre, escapando de la opresión que sentía en su propia casa. Y es que los malos recuerdos atormentan, pero la ausencia de estos trastorna a cualquiera.

Un año atrás estaría en casa, disfrutando de su mujer y su hija con una sonrisa en la cara que jamás volverá a aparecer. Ya han pasado casi 10 meses desde que las asesinaran, en su mismo portal y delante de sus propios ojos, pero ningún recuerdo de aquello ha quedado en la mente de Juanjo. Unicamente la certeza de que está solo y un intenso dolor de cabeza son los restos de aquel incidente.

Esta misma mañana, como cada lunes, Juanjo se ha puesto en manos de Tomás, médico del cuerpo y amigo intimo. Gracias a esas intensivas sesiones cargadas de electrodos y técnicas hipnóticas, poco a poco van remitiendo los dolores, aunque lo que realmente el anhela es rescatar de lo mas profundo de su mente la cara del asesino. Muchas son las noches que sueña con esas facciones, pero al despertar se desvanecen como el humo.

Juanjo sale de la cafetería a paso ligero, dispuesto a comenzar la ronda nocturna. Un paseo inocente a ojos de cualquier transeúnte ya que nunca va de uniforme para pasar desapercibido. Zonas conflictivas, barrios decadentes, lugares poco tranquilizadores que el conoce mejor, y frecuenta mas, que los pasillos de su propia casa.

Atravesando una antigua barriada se topa con un hombre alto y corpulento, con un peculiar peinado trasnochado y una inconfundible cicatriz en la ceja. Ambos cruzan sus miradas, con indiferencia al principio y desconcierto segundos mas tarde. A los pocos metros, Juanjo siente un intenso fogonazo. Recuerda esa mirada, ese gesto, visualiza escenas que no recordaba haber vivido. “Es el, es el!!!”. Juanjo se da la vuelta y se lanza en una frenética carrera en busca de la venganza.

Al verse perseguido, el extraño se da a la fuga, pero solo media calle despues JuanJo está destrozando el rostro de aquel individuo contra el suelo. Un disparo en la cabeza le asegura que la venganza se ha consumado. Y el siguiente fue el único de los últimos 300 días que no sufrió aquel intenso dolor de cabeza. Al parecer había matado a uno de los delincuentes mas problemáticos de la ciudad. Dos pájaros de un tiro.


Primera semana del frío mes de Noviembre. Juanjo se toma una taza de café caliente en su cafetería favorita. Hoy ha sufrido otra de las sesiones de Tomás, pero los intentos por recordar la cara del asesino de su mujer y su hija son inútiles. Un intenso dolor de cabeza y cientos de lagunas son las consecuencias de aquella traumática vivencia. Lleva mas de 300 días de tormento, esperando rescatar de sus recuerdos la imagen del individuo que le destrozó la vida. La venganza es su única motivación.

Tras un par de horas visitando los garitos mas decadentes de la ciudad, se cruza con un individuo calvo y desgarbado, que entrelaza nerviosamente entre sus nudosos dedos los pelos de su descuidada perilla de chivo, mientras disfruta de una copa apostado en la barra del bar. Instantes después, está golpeando salvajemente el rostro de aquel tipo contra la barra, acabando con su vida. Juanjo se va a casa, habiendo consumado su venganza tras 307 días de intensa espera. Al parecer, ha acabado con uno de los mas problemáticos mafiosos de la ciudad.


Pero eso a el le da igual, lo que realmente le importa es que a partir de hoy dormirá tranquilo...



2 comentarios:

  1. Memento..... mori?

    Por cierto, pq sigue en libertad pese a haber matado a dos pers. en público y en plena calle (o bar, q se está más calentico)?
    Hum!

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  2. No se... ¿A quien le puede interesar que siga haciendo lo que hace y sin darse cuenta de lo que hace?

    Hum! ji ji

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