lunes, 8 de octubre de 2007

Crónica Unidad Beta .::Fugitivos, una nueva oportunidad::.



Dios es grande y todopoderoso. Se manifiesta a través de mí con estos dones que me ha concedido. El poder de acercarme a él, ascender en los cielos, y los mensajes que me envía a través de mis visiones.

Encerrado en la celda intento ser un buen cristiano y comprender estas habilidades que me han sido dadas. Medito sobre la visión que el Señor me ha enviado, las luces del pasillo apagándose, la visión de otras celdas como la mía, ese sonido eléctrico y las puertas abriéndose...

Escucho un fuerte golpe a la izquierda de la pared de mi celda. Al cabo de un rato 2 más. Estos suenan más lejanos. Sigo meditando. Se escuchan pasos de gente corriendo fuera del pasillo, voces en alemán. Parece que hay alguien que les está dando problemas a los alemanes, ojalá sean mis compañeros, ojalá estén vivos...

Silencio. Alguien me está mirando desde el ojo de buey de la puerta. Es ese demonio, ese ser malvado salido del mismísimo averno, ese Víctor Hass.

Que siga así de tranquilo y que no de problemas como mis compañeros, me dice. Están vivos. Mañana nos llevarán a hacernos unas pruebas. Se marcha.

Estoy cansado, rezaré un poco, ahora nada puedo hacer.

Buff....me he quedado dormido, debe ser de noche...Ese sonido? es como en mi visión! Debo seguir los designios del Señor, debo salir.

Vincent y Samir saliendo de sus celdas, un guardia que se dirige rápidamente hacia Vincent subfusil en mano, Samir mutando su piel en una coraza pétrea lanzándose contra él, me elevo en el aire para atacar y algo me golpea la cabeza por detrás y me derriba. Me giro y hay otro guardia detrás mío apunto de sacar su pistola. Nunca lo pudo llegar a hacer. Con la velocidad de un rayo me precipité contra el cual arcángel vengador. Al levantar la vista el otro yace en el suelo al lado de la pared. Los poderes de Vincent lo han reducido.

Realmente han sido milésimas de segundo.

Vuelve la luz, no tenemos mucho tiempo. Mientras Samir y Vincent meten a los guardias en las celdas y les substraemos sus uniformes para utilizarlos, intento sentarme e intentar recibir un mensaje divino que nos guíe.

Me hundo en un remolino de oscuridad...unas escaleras...un pasillo y dos hombres haciendo guardia frente a una puerta. Se acercan otros dos...hablan...y seguidamente bajan las escaleras...un remolino de luz...

Qué haremos?, bajarán y nos descubrirán!! Decidimos emboscarlos. La visión se cumple, como siempre. Al rato vemos bajar por las escaleras a un soldado. Ni corto ni perezoso vuelo cual bala para golpearlo. Mientras la sangre salpica observo consternado que no ha quedado noqueado y antes de que pueda hacer nada, el indeseable grita SOCOOOORROOOOO!!!

Vincent lo noquea con el poder de su mente. Las alarmas empiezan a sonar. Es la hora de la verdad, ya no hay vuelta atrás.

Subimos corriendo a enfrentarnos a nuestro destino cuando de repente, algo sale mal... es ese sonido! ese grito infrahumano salido de las profundidades del mismísimo infierno que hace que se paralicen los músculos de terror que escuchábamos lejanamente cuando estábamos en los barracones. Saja mi mente y mi razón cual espada de desesperación anulando mis sentidos, oscuridad, terror, Señor, ayúdame...

Cuando despierto de mi lastimero trance me descubro en medio de una refriega mortal. Los tiros silban a mi alrededor. Samir, cual icono de la fuerza de la fe, transformando su carne en roca viva, azota a la tierra contra sus enemigos, mientras Vincent los envía contra las paredes y el techo. La furia del Señor se desata, los portadores de la verdad someten a sus enemigos! Me lanzo velozmente atravesando el aire en instantes cuasi imperceptibles golpeándolos con toda mi rabia hasta que me derriba un disparo. Me han dado, el dolor cala mi hombro y no puedo continuar.

En el fragor del combate no paran de aparecer más y más soldados, Vincent revienta las luces. Oscuridad y confusión. Samir se interpone entre los alemanes y yo para protegerme.

Disparos, destrucción, gritos, sangre, horror, muerte.

Nuevamente ese terrorífico sonido. Ese algo vuelve a gritar desgarrando la realidad. Todos nos agachamos tapándonos los oídos, pero no paran de entrar más alemanes.

Nos apuntan unos diez soldados con sus fusiles y piden alto al fuego. Hass quiere una tregua, nos espera en el patio exterior.

No podemos negarnos, hemos perdido nuestra oportunidad, que será de nosotros ahora...

Al salir, estando rodeados de soldados, la voz del loco científico nos llega desde una de las torretas de vigilancia. Tiene a la pequeña Lydia el muy hijo de puta. La está apuntando con una pistola. Lo mataré, como se atreve!!!! Deja a la pequeña cabrón!!!

Pide nuestra rendición. nos sedarán y seremos recluidos hasta las pruebas de mañana. Para demostrar que no es un farol dispara y le revienta la rodilla a la niña. Noooooooo!!!!! Únicamente la mirada de mis compañeros hace que no pierda la razón y me lance desesperadamente hacia él.

Con una mirada, Vincent hace saltar el arma de su mano, pero un disparo hace que todo acabe antes de empezar.

No podemos hacer nada de nuevo. Me pinchan en el brazo...oscuridad...

Una cámara acolchada, un gran ventanal. Mis compañeros ya están despiertos. desde detrás de la ventana nos observan Hass, el general Koheinnen, varios científicos y soldados.

Victor Hass nos hace una propuesta. El propio Furher nos ofrece pasar a formar parte de una unidad especial del Reich. Seríamos tratados con honores y lujos. Nos darían trajes adecuados y deberíamos partir por la mañana hacia Berlín. Pregunto por Lydia. El muy sucio me dice con desprecio que me la lleve si quiero, que no le importa en absoluto.

¿Dónde está la trampa? No hay, comenta, únicamente pide a cambio el nombre de los cargos que nos enviaron en nuestra misión.

Hay dudas, preguntas e incertidumbre. Nos deja diez minutos para que nos lo pensemos. A mí me da igual, yo quiero recuperar a la pequeña, y en cuanto tenga la oportunidad acabar con ese maldito Hass. Decidimos aceptar, ¿qué otra opción nos queda?

Nos sedan y nos llevan a unas reparadas celdas. En medio de un duermevela producido por los efectos de la droga, puedo ver como se corta la luz por unos segundos. ¿Otra vez? no puede ser!
Me acerco a la puerta, pero está cerrada. Se escucha otra vez ese terrorífico lamento y me tapo los oídos. ¿Quién o qué es ese ser? Desde fuera se escuchan gritos, gente corriendo, disparos, explosiones...Algo raro está pasando fuera.

Al cabo de un rato todo para. Ya no más gritos ni disparos. Silencio. Silencio sepulcral. Recibo el sonido de una puerta reventando en la celda de al lado. Son mis compañeros. Me abren y discutimos que hacer. Vincent recuerda que los terroríficos lamentos se escuchan únicamente por la noche, es mejor esperar al alba, ya queda poco.

Al subir las escaleras y entrar en el laboratorio, podemos ver como todo ha sido destrozado y arrasado. Cristales y muebles destruidos, casquillos de bala por doquier...y una especie de limo negruzco por todos lados. Tampoco hay ni un alma.

Mientras Samir y Vincent buscan cualquier indicio de pista que nos diga que puede haber pasado, salgo a sobrevolar la zona.

Lo primero que hago es ir hacia los barracones a ver si hay alguien. Todo Tanhausser está arrasado, pequeños fuegos dejan constancia de la destrucción que ha tenido lugar hace unas horas. No hay ni una sola persona. Qué coño ha pasado?

La pequeña no está...voy a volver a hablar con mis compañeros.

Han encontrado algunos informes que hablan sobre nosotros, de Phirés y de Lydia. Nada más...

Una de mis visiones me ha mostrado el camino a la aldea abandonada donde nos apresaron. Mientras Vincent y Samir inspeccionan el resto de la fortaleza yo me acercaré a la aldea.

Tardé una media hora entre ir y volver. Marcas de vehículos saliendo de la fortaleza en dirección a dicha aldea indica que la gente huyó en estampida. La aldea parecía vacía.

Aparte de armamento en la armería no encontramos nada más útil. Nos equipamos con todo lo que pudimos y nos dirigimos a pie a la aldea. Como mínimo aparecía en la visión, algo querría decir...

Tardamos un par de horas en llegar a pié. Al entrar vimos algo moverse cerca de una caseta. Era la cría!!!! Lydia! Lydia!

Siguiendo a la niña por entre las casetas, al final damos con ella. Está destrozada y sollozando. Se abraza a mi cuello y nos lleva hasta 'Tomahawk'. El indio está tendido en una esquina, unos torniquetes mal hechos intentan parar una hemorragia en lo que antes habían sido sus piernas. Algo las ha consumido. Está muy mal. Delira. Nos habla sobre que jugando a ser dioses, el hombre blanco ha despertado al 'espíritu de la comadreja', que no parará hasta consumirlo todo...únicamente un corazón bondadoso podrá detenerlo...

Y entonando unas plegarias en navajo, su espíritu abandona este mundo, dejando desolada a la pequeña Lydia, que solo nos tiene a nosotros.

Dios me ha enviado una visión. Una terrorífica visión. No se qué es a lo que nos enfrentamos, ni que prueba de fe me está pidiendo, pero le encomiendo mi alma y preparo mi espíritu para lo que nos depara el destino...

Velasco Fuentemayor, sargento de la Unidad Beta

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